FOTO POR TOMÁS AHUMADA.
Teatro Vorterix fue el hospedaje ideal para albergar a cientos de almas repletas de felicidad ante la presentación de Two Door Cinema Club como banda seleccionada para uno de los sideshows en la edición 2017 del festival Lollapalooza.
20:30 hs. Barco abre la velada con muy buena aceptación de la gente mientras el teatro comienza a sumar cada vez más espectadores en la zona del escenario, generando una previa muy interesante al show principal.
Alejandro Alvarez, frontman de la banda, se encargó de ponernos a mover el cuerpo con cada acorde de los enormes hits bailables con los que se lucen en las tablas. Lo cierto es que Barco cuenta con un nuevo disco titulado Era Es Será disponible en YouTube y todas las plataformas musicales para la escucha de quien lo desee.
Suena Kernkraft 400 de Zombie Nation, y al coro unísono de la gente, Alex Trimble y sus pares deciden hacerse presentes en el escenario, dando inicio al show con Cigarettes In The Theatre, algo que deja en evidencia su actitud rockera en el formato vivo. Cabe destacar que desde un primer momento, la euforia de los presentes invadió cada centímetro del teatro con infinitos coros en cada canción. El set continua con Undercover Martyn, un clásico bastante movido para el deleite de su público frente a un Two Door Cinema Club mucho más maduro con respecto a los adolescentes de 17 años que iniciaban sus primeros toques allá por 2007.
“What’s up Buenos Aires? Esto va a ser divertido”
Algunas interpretaciones del nuevo disco Gameshow comienzan a tomar presencia con Bad Decisions, un retrofuturista ochentoso con voces en falsete y sintetizadores de la época. Desde mi punto de vista, una evolución inmensa tanto en composición como en producción que rompe con el esquema clásico de los Irlandeses.
Next Year invadió de melancolía a los más allegados en una emotiva y fugaz interpretación. Al post acto, Something Good Can Work, hit de hits, fue el paso previo a Sleep Alone, pieza que recobró la euforia principal de los cuerpos.
Sun nos sitúa en ese momento en el que todos bajan un cambio y posan sus ojos en el escenario coreando cada frase como si de hipnotismo se tratase. Algo épico y digno de admirar en shows de tal calibre.
Como en toda celebración, siempre hay un punto culmine casi imposible de retratar en palabras. I Can Talk fue una panacea en casi cuatro minutos y medio de gloria continúa, si… la objetividad se me va de las manos, pero pocas veces presencié una pieza tan emotiva y eufórica que proyecte de manera fugaz un sinfín de sensaciones y emociones en la gente, algo en lo que me incluyo.
Llegados al final, Someday y What You Know forman parte de ese encore tan esperando luego de un pequeño intervalo. Los espectadores son conscientes de esta conclusión y entre pogos fervientes, rematan los minutos restantes de este inmenso espectáculo que, una vez más, satisface la necesidad colectiva de contemplar la combinación perfecta entre sonido y performance, con la vanguardia que solo los TDCC poseen.
Por: Octavio Suarez.