“Corre, lola, corre” o “Lola rennt” es una película alemana realizada en 1998, dirigida por Tom Tykwer que cuenta la historia de una joven, interpretada por Franka Potente, que buscar ayudar a su novio Manni, el cual está comprometido en una situación de vida o muerte. Es así es como se desata su “corrida”, trama central del film. Pero lo que la hace una pieza singular en la historia del cine es como utiliza la reiteración como recurso narrativo. Característica que también puedo comparar con el artista Maurits Escher en su dibujo “escaleras arriba y escaleras abajo” con gradas que suben y bajan al mismo tiempo, independientemente del sentido en el que se recorran.
La película consta de una misma situación con alteraciones en su trama, mostrando posibles realidades alternativas y totalmente opuestas; aumentando la velocidad al momento de contar dicha reiteración y dándole un tiempo sumamente dinámico. Se podría decir que la cámara y sus movimientos cumplen un rol principal en esta, ya que logran posicionarse de modo tal que denotan el agobio, el cansancio corporal y la fatiga de la protagonista.
Por otro lado, la composición de la imagen me hizo pensar por momentos en la sensación del juzgamiento que Lola carga por estar corriendo, acción que nadie más está realizando. Marcando un claro contraste con su entorno humano y entablando únicamente un vínculo de similitud con los vehículos que se divisan en la calle, por ejemplo, la ambulancia o el tren.
Películas como estas, capaces de tener infinidades de análisis, hace que sea recomendada para ser vista más de una vez.
Por: Morena Alvarez.